miércoles, 30 de enero de 2008

Y llegó... y llegué (1:31:58)

27 de enero. IX Media Maratón Ciudad de Getafe

Me costó más de lo previsto, pero por fin llegó el momento de enfrentarme a mi primera media maratón.

El lugar elegido, Getafe. No sé si fue Ángel o Juanjo quien me la recomendó, por ser muy llana; vamos, perfecta para estrenarse en la distancia. Sí, era uno de mis objetivos de este año (ya que el pasado no pudo ser) pero no sabía qué tal respondería, pues no me había preparado específicamente, cosa que sí que hice el año anterior para llegar a Calatayud, y que no sirvió de nada cuando me lesioné el gemelo.

Así que con bastante fortuna conseguí dorsal en Bikila unas semanas antes: 1287.

Y allá que fui. Madrugamos para no tener problemas de aparcamiento, y recogimos a Fernando cerca de casa. Cuando llegamos, ya había algo de ambiente, aunque todavía faltaba más de una hora para la salida. Recogimos nuestros chips y allí nos encontramos con Iñaki, que andaba tocado de un tendón y no sabía qué tal le iría (sin comentarios: 1:25:16, vamos que si le fue bien) . Vuelta al coche a dejar todo lo innecesario, y empezamos a calentar un poquillo.

Esta vez, al revés de lo que pasó en Calatayud, a Ana le tocó hacer de fotógrafo y dar ánimos. Nos estuvo acompañando los minutos antes de empezar. Mientras calentábamos, me encontré con casi toda la gente del club que sabía que corría: Juanjo, que había estado toda esa semana con gripe; Nacho, que había vuelto el día anterior de EE.UU.; Ángel y María Luisa. Ya estábamos todos. Aunque cuando llegó el momento de la salida, los perdí de vista; cada uno teníamos nuestro objetivo y salimos de sitios diferentes.

Mi objetivo era intentar terminar por debajo de 1h 35'. Eso suponía ir a 4'30" el km. Decidí confiar en Ángel, que me dijo que era un recorrido muy llano, y que podía perfectamente hacer los 21 km al mismo ritmo que había hecho los 15 de Tres Cantos (4'20").

Salimos desde ambos lados de una avenida bastante larga. La salida era cuesta abajo, y la verdad es que antes de completar el primer kilómetro ya se podía correr bastante bien, sin tener que andar sorteando gente. No salí disparado, e intenté contenerme.

Los primeros tres kilómetros iba bastante bien, dentro del ritmo previsto (incluso un pelín más deprisa). Había adelantado a Ángel durante el primer kilómetro, y acababa de ver a Ana sacando fotos y animando. Del 3 al 4 subíamos la parte que habíamos bajado al comienzo de la carrera. A partir de ahí, a pesar de ser llano, tenía la sensación de ir un poco hacia arriba en algunos tramos. Falso llano lo llaman; el caso es quejarse.

El primer avituallamiento, en el km 5, no lo pude aprovechar. Los voluntarios no daban abasto, y dijeron que no nos preocupáramos, que un poco más adelante había más botellas. ¿Un poco más adelante?¡Hasta el km 10 no pude beber!

La avenida del Ferrocarril se me hizo un poco larga; no en vano eran aproximadamente 2 km bastante monótonos. Después giramos para iniciar el regreso a la zona de meta, y pasamos por una zona urbana peatonal. Aproximadamente en el km veo que no ando demasiado bien de fuerzas. Llevo buen ritmo, pero me noto flojo, así que decido bajar un poco. La gente anima, e intento cambiar mi gesto. (¡Disfruta de tu primera media maratón, leñe!).

Llega el km 10, que paso en 43', y a esas alturas veo en el carril contrario a los dos africanos que van en cabeza y que están a punto de pasar el km 14. ¡¡Vaya caña que llevan!! Esta vez sí que consigo botella, y cuando paso delante de Ana y me pregunta qué tal, entre sorbo y sorbo, y casi atragantándome sólo soy capaz de soltar un "regu" poco convincente y nada esperanzador.

A partir de ahí ya toca darle al coco. Pensar que ya he completado la mitad del recorrido, que lo que me queda ya lo conozco, pero sabiendo que me quedan menos de la mitad de las fuerzas que me notaba al comienzo. Voy pasando los kilómetros y veo que más o menos consigo mantener bien el ritmo. Y de repente, en el km 13, por arte de magia, y mientras estoy subiendo de nuevo el pequeño repecho, me da un subidón; no sé si es la gente animando, si es pensar que en unos metros estará Ana con la cámara, el caso es que me noto renacer y corro con fuerzas renovadas. Veo a Juanjo en el carril contrario y le doy ánimos; por desgracia, abandonó unos metros más adelante.

Cuando voy a pasar el km 14, vuelvo a ver a los primeros a la altura del 20. Ya no les queda nada, pero a mí... Otra vez me enfrento a la larga avenida, y paso el 15 en menos de 1h 05', es decir, mejor que en Tres Cantos. Eso me anima, pero las fuerzas ya van justas. Yo sigo a lo mío. A estas alturas mi reloj ya sólo marca horas y minutos, pero no segundos, con lo que no sé qué tiempo real llevo en cada paso de kilómetro.

Km 16, km 17, la gente anima en las zonas adoquinadas... Y como si de un ciclo se tratara, bajón en el 18, sobre todo porque no sé por qué pensaba que ya estaba a punto de llegar al 19.

A partir de ese momento, la fuerzas se van, aguanto como puedo, y los dos últimos kilómetros son casi agónicos (los hago a más de 5' cada uno). No hago más que ver cómo me superan más y más corredores, pero esto es todo lo que puedo dar de sí.

Y lo mismo que en Tres Cantos, cuando me faltan 200 metros, echo el resto y adelanto a unos cuantos corredores; entro en el estadio y esprinto al pasar el km 21 ¡¡venga, que sólo quedan 95 m y aún puedo pasar a un par de los que me preceden!! Llego a meta en 1:32:21, que netos se quedan en 1:31:58. Me encuentro con Iñaki; entregamos el chip y recogemos, a pesar del caos organizativo, la estupenda bolsa cargada de bebida, comida y una camiseta técnica de manga larga.

Los gemelos, como piedras. Nos juntamos con Ana, y allí también está Fernando con su familia, que ha venido a verle. Toca volver a casa...

Debería estar dando saltos de alegría, pero me veo como ese equipo nacional que logra la medalla de plata justo al terminar la final: sí, son subcampeones, y es algo grande, pero tienen un regusto agridulce, como yo cuando pienso en el bajón de los últimos kilómetros. ¡¡Pero he llegado al final!! Ya soy un half-maraton man :-)

Bueno, no he dicho nada del tiempo que nos hizo: espectacular. Ya sé que me ha salido densa, pero no todos los días se estrena uno en una media maratón...


lunes, 14 de enero de 2008

Paso previo a la media

13 de enero. 15 km de Tres Cantos.

Salvo el entrenamiento del pasado jueves, no había vuelto a ponerme las zapatillas de correr desde la San Silvestre. Eso hacía que la perspectiva de enfrentarme así de sopetón a la distancia más larga que he corrido hasta ahora en una carrera popular me resultara un tanto osada.

Antes de terminar el año Javier nos comentó lo de los 15 km de Tres Cantos. Con la vista puesta en la media de Getafe, a finales de mes, no lo veía muy claro aunque como él decía, podía ser un buen test y más en mi caso, que nunca he corrido una media.

Así que al final me animé. En principio quería ir a un ritmo cómodo (4'30") y ver qué tal respondía.

Llegamos a Tres Cantos con bastante tiempo (casi una hora antes de la salida). Muchos carteles indicadores, y la posibilidad de dejar el coche en el párking del Carrefour, situado a poco más de 5 minutos de la zona de salida.

Recogemos el dorsal y el chip (bien organizado) y volvemos al coche para ponérnoslos y quitarnos la ropa innecesaria. A pesar de lo que marcaba el termómetro (3 ó 4º) no notaba demasiado frío. Al final tenemos que dar media vuelta, y aprovecho para cogerme guantes y braga, porque se había empezado a nublar y refrescaba.

Buen ambiente en la salida, como suele ser habitual. La salida era en los dos sentidos de la calle, lo que la hacía si cabe más cómoda. Se retrasó un poco, y casi a las 11:45 comenzamos a correr.

Lo primero, cuesta arriba, aunque enseguida giramos a la izquierda para coger una amplia avenida. Javier se destacó un poco; su objetivo era acabar en 4'20", así que no quise cebarme. Pero me encontraba bien, no me pareció que llevara mal ritmo y decidí ponerme con él.

Los primeros kilómetros son rapiditos. La verdad es que nos hemos juntado dos nada buenos en eso de llevar un ritmo constante. En el paso por los 3-4 primeros kilómetros el ritmo ya es de 4'15"; "vamos a bajar un poquillo, que queda mucho", pero nada, que no somos capaces. Avituallamiento antes del km 5, y paso por la zona de meta antes del 7.

Un poco más adelante, casi en el km 8 empiezo a notar que tengo que dosificar, porque si no no llego; Javier va bien, así que mantiene su ritmo y veo cómo se aleja. Durante los siguiente kilómetros mantengo con él más o menos la distancia, y nos vemos en los giros. Otro avituallamiento antes del km 10. El paso por el km 12 lo hago exactamente en 52' (ritmo de 4'20"), y veo a Javier cada vez más lejos.

Afronto los 3 últimos kilómetros bastante justito, intentando no hundirme, y dosificando en la medida de lo posible. Mi intención es hacer el último kilómetro a tope si las fuerzas aguantan. Aprieto los dientes, queda una recta larga que pica un poco hacia arriba. Intento apretar un poco, pero noto que los que vienen detrás me cogen y me pasan; en concreto, dos. LLego al penúltimo giro y ahí sí que fuerzo a tope, y supero fácil a los que me acababan de pasar; venga, ya sólo queda un giro cerrado y en unos metros, la meta.

Miro el reloj 1:04:55, 56, 57... no bajo de 1:05:00, pero no me importa, porque he completado los 15km.

Lo primero que pienso es "Getafe va a ser duro", pero ya me lo dice Javier: "es bien distinto: esto es bastante rompepiernas, mientras que Getafe es llanito" Ya veremos...

Por cierto, tiempazo de Javier 1h 04' y treinta y pico segundos.


miércoles, 2 de enero de 2008

14926

31 de diciembre. San Silvestre Vallecana.

16:10. Llego a la estación de metro de Santiago Bernabéu. Me ha costado bastante dejar aparcado el coche más o menos cerca de la meta. Al salir a la calle, se empieza a escuchar el ambiente, la música, el speaker... y mucha gente, aunque aún es bastante pronto (faltan casi 2 horas para la salida).

16:30. Después de darme una vueltecilla, me despojo del chándal y dejo mi mochila en una de las furgonetas del servicio de guardarropa. Está muy bien organizado, y me dan una pulsera de papel, parecida a la que da acceso a los cajones. Es bastante pronto y no sé cómo voy a hacerlo para aguantar hasta la salida sin ropa de abrigo. Doy algunas vueltas, como una barrita de muesli que me han repartido, y tomo un vaso de Gatorade (dos carpas para tanta gente me parece poca zona de hidratación, la verdad). Y para no quedarme quieto, decido dar una vuelta y acercarme a la zona de entrada a los cajones. De camino veo un Vips: la perspectiva de un lugar calentito es algo a lo que no puedo negarme.

17:15. Empiezo a calentar. Cada vez hay más corredores calentando, así que me monto en el carrusel y empiezo a trotar, dar saltos, hacer pequeños estiramientos... No sé nada de Pedro, y su móvil sigue fuera de cobertura. Así que a las 17:25 decido entrar en la zona de cajones.

17:30. Acabo de hablar con Ana, que me ha dado los últimos ánimos. Hoy no me he levantado precisamente bien, y la sombra de un trancazo de impresión planea en el ambiente. Miro los cajones desde fuera para ver si veo a Pedro, pero nada, así que me meto en mi cajón de <45'

17:50. La gente se va apelotonando, y llegar a la zona desde la que pensábamos salir (en el lado derecho) parece harto imposible, así que nos quedamos más o menos centrados en nuestro callejón. Empieza el cachondeo, y vuelan prendas de todo tipo: camisetas, chaquetas de chándal... no pillo la gracia, pero bueno, es el ambiente general. Empiezan a tocar los guitarras y al cabo de unos segundos todos reconocemos el Where the streets have no name de U2, y el ambiente sube un grado más, con todo el mundo jaleando y saltando. Venga, que ya nos queda poco.

18:00. Como un reloj, y tras la preceptiva cuenta atrás, se da la salida a la carrera. Un poco antes todos habíamos avanzado un poco, apiñándonos si cabe un poco más. Como es normal, la salida es un poco caótica, con tanto mogollón. El chip pita al pasar por el arco de salida, así que tendremos medición de tiempo neto. Subir Concha Espina con tanta gente es una forma de no quemarse en la primera cuesta arriba. Muy buen ambiente, porque a pesar de que doy algún codazo sin querer, todos contestan lo mismo "No te preocupes, somos muchos". Miro hacia atrás, y es alucinante la marea naranja que se divisa.

Enfilamos la calle Serrano, y seguimos muy agrupados; es complicado adelantar. Es Pedro el que va un poco por delante, y le sigo como buenamente puedo. Pasamos el primer kilómetro en 4'30" aproximadamente. No va bien, pero tampoco está tan mal; yo casi esperaba hacer más tiempo. Seguimos zigzagueando un poco más, intentando avanzar todo lo posible. El segundo kilómetro lo pasamos un poco más rápido; parece que la cosa se acelera algo.

Se ve gente por la calle, pero tampoco demasiada. En los kilómetros 3 y 4 nos mantenemos. No vamos mal de ritmo, pero hace falta apretar un poco más, porque teniendo en cuenta que los 2 últimos kilómetros pican para arriba, es necesario llevar un cierto colchón. Lo comento con Pedro, pero dice que va justito, y que si quiero, que tire yo.

Hemos pasado la Puerta de Alcalá y entramos en el Paseo del Prado. Aquí sí que se va viendo más gente que anima. Niños que ponen la mano para que la choquemos a nuestro paso. Estoy disfrutando mucho la carrera.

No veo el paso por el kilómetro 5, y ya estamos llegando a la estación de Atocha. Ahora sí que hay gente, y cómo animan. Al paso por el kilómetro 6, ya en la Avda Ciudad de Barcelona, seguimos a buen ritmo, y Pedro aún aguanta, aunque no llevamos colchón. Para entonces ya he cogido posiciones en el lado derecho, para ver si con suerte veo a mi amigo Rubén. Es él el que me grita, y aún tengo tiempo de girarme a saludarle. ¡Cómo sube el ánimo el aliento de los conocidos!

Se acercan los tan temidos últimos dos kilómetros. Me veo bien para afrontar la cuesta, y tras girar la cabeza un par de veces y no encontrar a Pedro, decido tirar hacia delante. Las calles están abarrotadas de gente animando, y hay mucha más luz. ¡Qué ambiente tan bonito!

Salimos de la Avenida de la Albufera, y paso por el 9 en menos de 39', así que decido echar el resto para hacer un buen tiempo. Sigo adelantando a gente, ya en una zona un poco menos iluminada, y aprieto los dientes en los últimos 200 m, que se me hacen largos.

Y por fin, la meta. Paro mi reloj en 42'32". Ya veremos cuál es el tiempo oficial, pero estoy contento. Ha estado genial. Entrego el chip, recojo una barrita, y voy a por mi ropa. Me cambio en el punto donde había quedado con Pedro, y espero más de 15', pero al no verle, tomo el camino a casa.

Al final, 42'36" y puesto 1501 para el dorsal 14926. Estoy bastante contento, para ser mi primera San Silvestre. No sé si repetiré el año próximo, pero tengo claro que me llevo buen sabor de boca, porque por primera vez en bastante tiempo he podido disfrutar de una carrera, y además hacer un buen tiempo. ¿Qué más puedo pedir? Feliz año nuevo.

NOTA: Hoy, al volver a mirar la clasificación, resulta que no estoy en el 1501, sino en el 1500. Mira, más redondo todavía...