viernes, 30 de mayo de 2008

Próximas citas en junio

Tras unos meses de relativa tranquilidad, me dispongo a terminar "el curso" con tres carreras en el mes de junio, en las que voy a ir de menos a más, al menos en lo que a kilómetros y dificultad se refiere.

Este domingo celebraremos el día del club participando masivamente en la Carrera contra el Sida. Son algo menos de 5 km junto al lago de la Casa de Campo en un recorrido bastante llano. Últimamente estoy entrenando y rodando poco, así que mi rendimiento es toda una incógnita.

Dos semanas después, el día 15 volveré a correr el Trofeo San Antonio, la que el año pasado supuso mi estreno dentro del club. Tengo el firme propósito de bajar de los 44'46" que hice el año pasado, recién salido de la lesión en el gemelo, y bajo una lluvia que nos acompañó sobre todo en la segunda vuelta.

Por último, el día 22 tengo intención de volver a correr una carrera de montaña, el Cross del Telégrafo. Para ello tengo que darme prisa este próximo lunes, que es cuando abren la inscripció, porque según cuentan, los 300 dorsales disponibles vuelan.

A finales del mes que viene haremos recuento.

sábado, 17 de mayo de 2008

De montaña (y de las buenas)

11 de mayo. II Memorial Fernando García Herreros (Bustarviejo)

Después de unos días de agujetas, toca recordar la que para mí ha sido hasta ahora la carrera de montaña de mayor duración.

Hace unos días Nacho me propuso que fuera con él a correr esta carrera en Bustarviejo. No estaba yo muy convencido, sobre todo viendo el perfil, pero al final me animé.

Impresiona, ¿verdad? Eso mismo pensé yo pero, ¡qué demonios! Alguna vez tiene que ser la primera que me enfrento a algo así, y además ir con Nacho es garantía de sobre todo no pasarlo mal.

La primera sorpresa, en la pista del club, donde habíamos quedado para ir juntos. Allí esperaba Pedro, al que al final había convencido también Nacho, para aprovechar el dorsal de un amigo que al final no podía venir.

Así que con este cambio de personalidad nos marchamos rumbo a Bustarviejo. Tras alguna indecisión en la ruta, llegamos a nuestro objetivo. Muchas nubes e incertidumbre respecto a qué indumentaria llevar durante la carrera.

Pedro (a efectos de la organización, Tomás) se encontró con varios conocidos, y nos preparamos para la salida desde la plaza del ayuntamiento. No demasiados corredores, ambiente familiar, control de dorsales, últimas instrucciones, y a por ello: 20 km por delante; tiempo estimado: unas 3 horas.

Comenzamos tranquilamente el ascenso hacia el primer avituallamiento, que alcanzamos al cabo de minutos. Vasitos con agua o acuarios diluido, y a seguir subiendo. Son caminos estrechos y entre matorral, nada que ver con pistas forestales.

Y de repente empezamos a bajar. Bajada técnica anunciaba el itinerario ¿Y eso qué es lo que es? Pues la bajada más dura que recuerdo. Un cortafuegos estilo pista negra de esquí que nos deja los cuádriceps reventados. Yo, como bajo bastante mejor que mis compis, me adelanto un poco y les espero abajo.

Desde ahí tomamos respiro durante unos minutos, y justo antes de empezar otro nuevo ascenso llegamos al segundo avituallamiento, que esta vez incluye alimento sólido (gajos de naranja y galletas de chocolate). Empezamos a ascender por un camino más ancho, y tras parar un momento para descargar líquidos, formamos grupo con un portugués que ya nos acompañará durante lo que resta de carrera.

Seguimos la subida hasta alcanzar el tercer avituallamiento, donde oímos que los primeros ya han llegado (en 1h 37') Pero esta gente ¿está loca o qué? Ni que decir que las vistas a lo largo del recorrido son espectaculares.

Una nueva bajada, esta vez más suave, y tras recibir las únicas gotas de lluvia en todo el recorrido, comenzamos un nuevo ascenso, el último, hasta el pico Mondalindo, que da nombre al club de montaña organizador de la carrera (en memoria de uno de sus miembros, gran corredor de carreras de montaña, fallecido hace un par de años en accidente de tráfico)

En el Mondalindo nos esperaba el último avituallamiento antes de comenzar el descenso hacia Bustarviejo. Pedro se adelanta, y yo salgo a su caza y captura. En pocos metros le adelanto y me lanzo hacia los últimos kilómetros. Esta última bajada transcurre por caminos estrechos y con mucha piedra, lo cual no deja indiferente a mis ya castigados cuádriceps. Incluso estoy a punto de caer un par de veces; las piernas ya no se levantan tanto al cabo de más de 2 horas y media.

Finalmente termina lo más duro del descenso y llego a una zona de caminos de tierra anchos, que da gusto recorrer. Últimos metros, y llegada de nuevo al punto de partida, donde nos espera el maná en forma de acuarius, sándwiches, cacahuetes, gajos de naranja, galletas de chocolate, y lo que me quisieran poner por delante, porque todo entra. Mi tiempo final 2h52'04", aunque es lo de menos porque lo importante no es el tiempo sino disfrutar de la carrera. Y a fe que lo hice.

A los pocos minutos aparecieron nuestro compañero portugués, Pedro-Tomás, y por último nuestro encantador de serpientes, Nacho, con la dignidad que le caracteriza en estas carreras. Conclusión: ha merecido y mucho la pena correr esta carrera, y seguro que algún año volveremos por aquí.