martes, 29 de julio de 2008

Velcro: terror de la ropa técnica

Hasta hace sólo un par de años la expresión ropa técnica ni siquiera existía en mi vocabulario. Desde que empecé a tomarme más en serio lo de practicar diversos deportes (correr, montar en bici, jugar al tenis o al pádel, salir por la montaña...) es inevitable pronunciarla. Bueno, supongo que parte de culpa también la tiene el Decathlon, ¿no?

El caso es que sí, que la ropa técnica está muy bien. Transpira, aísla el sudor de la piel y es cómoda, sobre todo cuanto más nueva es. Está claro que el uso va deteriorando sus propiedades. Pero no sólo el uso.

Si miramos la composición de la ropa técnica veremos que en su mayoría se trata de fibras sintéticas (nylon, poliéster, etc) que en nada se parecen ni a la vista ni al tacto a las clásicas camisetas de algodón. El inconveniente que tienen es que en cuanto se enganchan estás perdido. Una rama, uñas mal cortadas, manos ásperas por la razón que sea, enganchones en la lavadora por no meterla en una red protectora... todo cuenta para destrozar esa maravilla del diseño y la tecnología textil.

Pero si hay algo realmente mortal para la ropa técnica es el velcro. A nadie se le escapa que el velcro es uno de esos inventos que todo el mundo consideraría a priori de lo más útil; quién no ha tenido alguna prenda que incluyera velcro, desde unas zapatillas a un abrigo, pasando por muñequeras, relojes, etc. Sin embargo no todo son ventajas, porque el velcro tiene, al igual que sus dos tiras, dos caras distintas: la amable y la despiadada.

Sí, despiadada. Si no, que se lo digan a la ropa técnica. Mientras entra en contacto con la cara suave del velcro no hay problema, todo son caricias pero, ay de ti como se encuentre con la parte áspera... despídete entonces de tu prenda técnica. Mención especial merecen las prendas que combinan el tejido técnico con el velcro: el desastre está garantizado.

Antes hablaba del Decathlon. Pues justamente tengo algunas prendas que combinan ambos materiales, con el trágico resultado que era de esperar. En especial tengo un cortavientos con el forro de rejilla que cada dos por tres se engancha en los velcros que sirven para cerrar tanto el abrigo como los bolsillos. Tanto estudio que hacen y ¿no se dan cuenta de estos detalles?

Sólo queda tener mucho cuidado y cruzar los dedos para que estos enemigos no se encuentren, porque aquí siempre gana el mismo...