lunes, 23 de febrero de 2009

Reconocimiento deportivo. Parte I

Hacía tiempo que quería hacerme un reconicimiento médico deportivo. Mis motivos coinciden bastante con la respuesta que me dieron en el Laboratorio de Esfuerzo del INEF cuando me puse en contacto con ellos: "por un lado permite descartar patologías que te impidieran realizar ejercicio con normalidad, por otro, permite obtener datos importantes y útiles a la hora de prescribir el entrenamiento"

Aprovechando que ahora soy personal de la UPM y que me sale bastante bien de precio concerté cita para el viernes pasado. Llegué un poco tarde, pero no hubo problema. Me atendieron de maravilla.

El reconocimiento básico se compone de varias pruebas:
  • en primer lugar me pesaron y midieron.
  • después me tomaron medida de algunos contornos (bíceps, muslo, cintura) así como de diversos pliegues con una especie de pinzas que no hacían más que pellizcarme. Todo esto es para conocer la composición corporal y el porcentaje de grasa.
  • me auscultaron, tomaron la tensión e hicieron un reconocimiento básico.
  • espirometría. Aquí tenía dos pruebas: primero la capacidad vital forzada que consiste en coger por la boca la mayor cantidad posible de aire y tras dos segundos soltarla con la mayor violencia posible hasta no dejar aire en los pulmones, y después la máxima ventilación voluntaria en la que se trata de inspirar/espirar por la boca la mayor cantidad posible de aire pero a la mayor velocidad posible. Parece una tontería, pero si se hace bien terminas cansado e incluso un poco mareado.
  • electrocardiograma. Me pusieron 10 parches y me hicieron varias lecturas, tumbado boca arriba, de pie, y de pie inspirando/espirando rápido.
  • de ahí pasé a la que se suponía que iba a ser la última prueba: prueba incremental en tapiz rodante. Es la prueba de esfuerzo propiamente dicha. Se trata de correr sobre la cinta incrementando progresivamente la velocidad hasta llegar al punto de no poder más. Al principio se va andando y poco a poco hay que ir aumentando el ritmo. La dificultad viene por tener que llevar los electrodos y un cinturón para el tema del electrocardiograma, y una máscara para controlar el tema de los gases. Después de tres minutos a 6km/h en los que fui andando sin problemas el ritmo me hizo empezar a correr. Cuando llevaba alrededor de 8' e iba casi a 15km/h la cagué, o al menos eso creo. En uno de los braceos me enganché con uno de los cables que salían de la máscara y se fastidió el invento; dejó de registrar los datos que necesitaban, así que dimos por terminada la prueba. El día 9 de marzo me toca repetir sólo la prueba de esfuerzo para poder conocer la frecuencia máxima y los umbrales aeróbicos (que sí pudieron obetner) y anaeróbicos.
Me quedé un poco planchando, la verdad, pero bueno, el próximo día no iré de nuevas y espero que todo salga bien. Ya lo contaré.

Ah, se me olvidaba decir que el resto de pruebas direon resultados normales, compatibles con el ejercicio. Eso es lo que más me interesa, descartar posibles problemas, ya que tengo antecedentes de problemas cardíacos y no quiero sorpresas. Lo dicho, el día 10 te cuento si conseguí completar la prueba y qué tal me fue.

En el siguiente enlace se puede ver con más detalle en qué consisten las pruebas así como algunos vídeos demostrativos:

Laboratorio de esfuerzo

Correr es algo más que dar zancadas

Aunque pueda parecer un contrasentido, esto de correr no consiste sólo en eso, en correr. Hay otros muchos aspectos que conviene tener en cuenta y que son tan determinantes o más como el hecho de mover las piernas. Me gustaría ir dedicando alguna zancada de este blog a otros temas que es bueno no perder de vista.

La correcta elección del calzado y material a emplear, el reconocimiento deportivo, la técnica de carrera, los circuitos, los ejercicios de fuerza, estiramientos, etc. todo cuenta para que a la hora de correr lo pasemos bien, que es de lo que se trata. Al menos para mí, con sólo correr no basta.

Dando apoyo

Poco a poco Ana se va poniendo en forma, y es de justicia que nos vayamos turnando las carreras.
Yo tengo la vista puesta el fin de semana que viene en la media maratón de Collado Villalba, así que el pasado día 15 Andrea y yo nos fuimos a dar apoyo a Ana en un cross organizado por A.D. Marathon en el parque de las Cruces, en Carabanchel.

En esta época no es extraño, pero parece que Ana escoge días especialmente fríos para correr, y éste no podía ser menos. Mi idea era llevar a Andrea colgada, pero una vez más tuvimos que dejarla en el carrito. Pobre...

Antes de empezar la carrera Ana tuvo que luchar por que le dieran un dorsal que a pesar de haber reservado con tiempo, no aparecía por ninguna parte. Allí se encontró con Pedro, que no se pierde una, y los dos se vinieron al coche a dejar sus cosas.

El día era despejado, y el circuito pintaba bastante chulo: caminos de tierra, hierba, alguna subidilla... Me dieron envidia, pero no me importó estar a un lado, animándoles cada vez que pasaban. No me pareció que el nivel fuera excesivamente alto a juzgar por el ritmo de los primeros atletas, claro, que habría que haberme visto a mí ahí. Quién sabe, a lo mejor el año que viene me animo y la corro.

Pedro y Ana hicieron un digno papel. Ana incluso se picó con otra corredora e hizo un esprint al que no me tiene acostumbrado. Todo se pega menos la hermosura...

lunes, 2 de febrero de 2009

Esto sí es un cross, y no lo del otro día...

1 de febrero. 2 Leguas de la Fuente de la Chopera. Leganés. Madrid.

Muchas ganas no es que tuviera yo de correr este domingo, y más viendo cómo amaneció. Frío, lluvia, amenaza de nieve o aguanieve... ¡en qué hora me habría dejado yo convencer por Pedro para correr esta carrera, previo pago de nada menos que 12 euracos!

Me fui con Jacobo y Nacho en el coche de éste, y llegamos sin problemas a la zona de salida. Otro cantar era el tema del aparcamiento. Tras casi un cuarto de hora dando vueltas conseguimos un sitio no demasiado lejos (a unos 5' andando) y decidimos mantener la ropa de abrigo puesta, para volver después de recoger el dorsal.

Creo que era la primera vez que corría con un dorsal que llevaba impreso mi nombre completo. Quedaba chulo, sí. Mucha gente, lluvía, frío... nos resguardamos en el quiosco, repleto de gente, y nos fuimos poniendo el chip y el dorsal.

Tras pensarlo mucho, al final decidí correr sin chubasquero (sabia decisión), pero lo que no perdoné fueron el gorrito, la braga en el cuello, y los guantes.

A medida que se acercaba el momento de la salida la climatología se iba haciendo más adversa. Empezaron a caer los primeros copos justo antes de darse la salida, que era cuesta arriba. Estábamos situados más bien atrás, pero no era día para objetivos de ningún tipo. Había que pasar de la mejor manera posible.

El primer kilómetro era todo por asfalto y lo hice tranquilo, siguiendo de cerca a Pedro y a Nacho. La primera marca la pasamos en 4'49", y a partir de ahí ya empecé a marchar a mi ritmo.

Poco después empezó lo divertido. Después de alguna zona más o menos embarrada, y de combinar asfalto con zonas de tierra mojada, entramos en una especie de cañada con barro, mucho barro, charcos y todos los ingredientes para acabar no precisamente hecho un pincel.

Aguantando el equilibrio entre tanto resbalón mantuve más o menos el tipo y seguí adelantando corredores. Como no llevaba un ritmo fuerte me encontré bien en todo momento. Al paso por el kilómetro cinco llegó el avituallamiento. Un poco antes ya me había cruzado con los primeros (Pablo Vega y compañía), que ya me sacaban un buen trecho, como es lógico.

Un rato después del 5, en un giro del camino pude ver a Pedro y un poco más atrás a Nacho, al que animé aunque él por culpa de un cartel no pudo verme.
Más barro, más charcos, y después de pasar el kilómetro ocho, llegó la cuesta del cementerio. Como ya nos había avisado Ángel, no me pilló por sorpresa y la subí bastante bien, lo cual no quiere decir que no fuese dura.

A partir de ahí, aún sabiendo que me quedaban más de dos kilómetros para la meta, aumenté un poco el ritmo, encontrándome bastante bien. Supongo que el tener que ir con pies de plomo por el barro me hizo andar bastante mejor de fuerzas que en otras carreras.

La última parte ya era llegando al parque de la Chopera; primero cuesta abajo, y después una subida algo más corta. Apreté y llegué el 162 con un tiempo total de 48'29", aunque netos fueron 47'38". Mucho frío para quitarme el chip pero sobre todo para llegar al coche de Nacho y durante el rato que estuve cambiándome de ropa.

Tengo que decir, antes de que se me olvide, que la organización fue de 10. Todo muy bien controlado, y muchos voluntarios durante el recorrido señalizando zonas peligrosas. La bolsa del corredor completita, y la sensación de haber pasado por una experiencia digna de recordar, aunque no sé digna de repetir... Ah, y entono el mea culpa por haber cogido powerade y nestea. Luego pensándolo, quizá sólo tenía que coger una de las dos botellas. Sorry, no se volverá a repetir.

Mi carrera en datos

El vídeo de la llegada, para que veas que sí nevaba, sí.

Ejerciendo de universitario

24 de enero. Cross del Rector de la Universidad Camilo José Cela. Villafranca del Castillo. Madrid

Aprovechando que nos pillaba cerca de casa nos animamos a correr el cross de la Camilo José Cela. El año pasado me quedé con ganas, y éste decidí no dejar pasar la ocasión, estrenando así mi condición de personal universitario.

Como las pruebas femenina y masculina se disputaban una a continuación de otra, nos liamos la manta a la cabeza y allá que nos fuimos la familia al completo (Ana, Andrea y yo) dispuestos a vencer al frío y viento reinantes.

Primero corrían las chicas, así que Andrea y yo nos quedamos cerca de la cafetería, más o menos resguardados, y nos dedicamos -sobre todo yo- a animar a Ana en las dos vueltas y pico que tenía que dar al circuito.

Como estaba con Andrea no pude echar un vistazo al circuito, pero la mayor parte transcurría dentro del campus en zonas de hierba, lo cual a priori hacía bastante apetecible correr. Sabía que no todo era así, pero bueno, lo dejé un poco al factor sorpresa.

Antes de todo esto, mientras Ana calentaba en el coche dando de comer a Andrea, yo había ido a recoger los dorsales y chips. Afortunadamente como habíamos hecho preinscripción por mail me ahorré la espera.

Ana, que está hecha una campeona, completó estupendamente el recorrido. Nada más llegar a la meta, casi sin tiempo para que pudiera recuperar el aliento, le encasqueté a la niña y me quité el chándal todo lo rápido que pude, pues ya estaban llamando a los participantes en la prueba masculina.

Olé, con un par de narices, a correr sin calentar más que los 150 metros que había hasta la zona de salida. Pero bueno, como iba a pasarlo bien, decidí que los primeros minutos iría más suave. Antes de empezar me encontré con Javier, compañero en otras carreras. Nos saludamos y después ya nos perdimos de vista.

Había que dar tres vueltas y pico al circuito. Como es lógico, la primera vuelta fue de reconocimiento ya que como dije anteriormente no había podido ver el circuito. Primera parte por el aparcamiento exterior y la zona de arboleda que muchas veces he recorrido haciendo rodajes. Después se entraba en el campus, en la zona de hierba delimitada por cintas de plástico. Se volvía a salir del campus con una bajada rápida para acceder a dos pistas recreativas de arena, y de nuevo vuelta hacia el campus, con la correspondiente subida.

Unos metros después de volver a pasar por la zona de salida oí a un corredor que hablaba con una conocida suya. Le decía que iba a rodar, que tenía que correr todos los crosses universitarios, pero vamos, que iba de tranqui. Me pasó con tranquilidad y pensé "vaya, pues si va de tranqui no quiero saber lo que corre este bicho". El caso es que aunque en un principio se me fue un poco, a partir de ahí adecué mi ritmo al suyo y me mantuve todo el rato a menos de diez metros de él.

La verdad es que me vino bien, porque me marcó un ritmo cómodo que me permitió ir adelantando corredores. A unos pocos cientos de metros de la llegada me superó un corredor (yo creo que el único que lo hizo en las dos últimas vueltas) pero con los ánimos de mis nenas a la entrada al campus, apreté para el esprint final y acabé bastante bien, aunque por supuesto por detrás de mi liebre.

Resumiendo, salvo por la molestia del viento fue una buena experiencia que creo que vamos a repetir más años.

El detalle en cifras de mi carrera no es del todo exacto, pues se me olvidó parar el Garmin al entrar en la meta, y hasta pasados unos segundos no lo hice, pero bueno, es bastante aproximado.