miércoles, 9 de junio de 2010

Maratoniano en Madrid. Mi primer maratón (y III)

25 de abril. Maratón Popular de Madrid

Está costando esto de contar el primer maratón; pero es lo que tienen 42 kms uno detrás de otro...

Nos habíamos quedado en la media maratón, allá por las 10:45 ¿no?
Bien, pues después de dejar la calle Ferraz y no ver como esperábamos a Paco, giramos a la derecha para bajar por Paseo Moret y coger Rosales. Creo que a partir de ahí ya empezamos a perder de vista a Gabriela, a Javier y a Carlos. Por entonces yo tengo unas ganas de mear que son ya más que preocupantes, y ver a gente en los laterales miccionando no ayuda mucho a contenerse, así que en un momento dado, allá por el kilómetro 22 aprovecho para echarme a un lado y le digo a Isabel que siga, que ya la cogeré un poco más abajo (suerte que empieza una cuesta abajo). Después de casi un minuto (sí, un minuto), reemprendo la marcha y sin tampoco cebarme me lanzo cuesta abajo a cazar a mi compañera, mucho más ligero, qué duda cabe :)


11:05 Después de atravesar Avda de Valladolid llegamos a Príncipe Pío, donde espero por fin encontrarme con Ana. Pasamos junto a la Puerta de San Vicente y nada, y ya me empiezo a preocupar. De repente oigo la voz de Ana animando a Isabel y casi me ve pasar sin darse cuenta. Menos mal que la llamo y sale a toda prisa. Y allá que vamos los tres (Isabel, Ana y yo) rumbo a la Casa de Campo (otro momento temido).

Ana viene cargadita de repuestos energéticos 100% naturales (seguimos con pasas, orejones, plátano, etc) y me deja justo en la entrada a la Casa de Campo; volveremos a vernos a la altura del lago.

11:07 Como decía antes, llega una parte temida, porque en todas las conversaciones previas se cuenta la Casa de Campo como uno de los momentos psicológicamente más duros, ya que según dicen los que ya lo han hecho, se hace interminable. Intentaremos llevarlo lo mejor posible. Ahora estoy pendiente a ver si veo aparecer otra cara conocida, la de Miguel Ángel en su bici. Y por fin le veo. Se nos une durante unos cuantos metros y nos saca varias fotos. Anima mucho ver a alguien conocido.

Sí que es verdad que la Casa de Campo se hace eterna, e Isabel ya me da algunos avisos de que no va fina, invitándome a que no la espere. ¡¡Ni hablar!!, pienso -y digo- yo. Voy bien al ritmo que me impone y no estoy dispuesto a quedarme solo tan pronto.
11:39 Ya hemos vuelto al lago, y espero encontrarme de nuevo con Ana, que me espera en un lateral y de nuevo echa a correr para acompañarme. Isabel sigue a mi lado, y se acaba la sombra; volvemos al duro asfalto. No me siento mal, pero ya se nota el cansancio. Llevar a Ana al lado me anima mucho, y pienso que cada vez queda menos, aunque aún hay que subir bastante, y enfrentarse al muro.

11:52 Ana ya ha hecho bastante siguiéndome durante un par de kilómetros. Nos veremos en la meta; ahora me toca enfrentarme yo solo a lo que queda, porque veo que Isabel se va quedando poco a poco, y yo me mantengo estable en mi ritmo (algo por encima de 5'/km). Se supone que estoy transitando por el muro, pero me encuentro bien.

La gente sigue animando, y a medida que salimos de la proximidad del Manzanares y nos vamos acercando hacia el Retiro se nota más y más la presencia de la gente. Me he instalado en un ritmo bueno que soy capaz de mantener, y creo que llegaré a meta sin problemas.

(A todo esto, tengo que contar que uno de mis grandes miedos durante este día era tener problemas intestinales; afortunadamente mi estómago sólo me dijo "estoy aquí" en forma de algún pequeño gas o retortijón pasajero. Otros no tuvieron tanta suerte).

12:15 Otro gran momento de la carrera en forma de sorpresa totalmente inesperada. Transitando por la Ronda de Valencia, con la vista de Atocha a lo lejos, de repente aparece Nacho, compañero de fatigas en el club, vestido de calle, pero que no se conforma con darme ánimos desde la barrera. Con sus vaqueros y su camisa echa a correr y me acompaña durante bastantes metros. No te imaginas la fuerza que da en esos momentos ir con alguien conocido al lado. Incluso, dentro de mis posibilidades, me permito el lujo de ir charlando, como si estuviéramos haciendo el calentamiento en la pista. Ya no queda nada. (En esta imagen siguiente se le ve junto a Isabel, pero vamos, tanto monta monta tanto...)


12:19 Llego a la glorieta de Atocha, donde mucha gente nos espera al sol para seguir animándonos; aún quedan unos pocos kilómetros, pero saber que el Retiro ya está ahí hace que vea cerca el sueño de terminar. En esos momentos me acuerdo de Rubén, con quien compartí la última San Silvestre. Supongo que no estará por aquí y que, tal y como me confirma unos días después, lo está viendo por la tele.

12:21 Giro a la izquierda para tomar Alfonso XII. El Retiro ya se ve, y aunque toca subir cuesta, aprovechamos todo lo posible la sombra de los árboles. Ya falta menos, estoy casi en el km 40 (para mí, 1973, ahora contaré por qué).

12:29 Por fin en la calle de Alcalá. He dejado atrás la Puerta de Alcalá y ya sólo queda llegar a la entrada al parque. Veo puertas, y más puertas que se suceden, pero ninguna es la que me da acceso al pasillo final. Se me están haciendo eternos estos últimos metros.

12:32 ¡¡Estoy dentro del parque!! Al fin llegó el ansiado giro a la derecha. Es impresionante ver a cientos de personas a los lados animando. Los arcos de publicidad se suceden, pero no termino de ver dónde está el arco de meta. Esto es algo que siempre me mata, no ver más que arcos falsos, pero sé que ya me queda muy poco.

12:36 Con la emoción del recuerdo de mi madre, presente durante toda la carrera, beso la foto que he llevado junto a mi corazón estos más de 42 km (uno por cada año que nos llevábamos (1933-1975)), miro al cielo y cruzo la meta inmensamente feliz, esperando ahora encontrarme con Ana.


Aquí está el vídeo de mi llegada (dura 1 minuto; casi al principio se puede ver llegar a Ángel, con gorra blanca, camiseta azul como la mía, y entrando por la zona de la derecha)



Al primero que veo unos metros más adelante es a Ángel, que por la forma de andar parece que no está en buenas condiciones. Efectivamente, apenas puede articular palabra. Le dejo bebiendo cerveza y reponiendo fuerzas, y yo continuo hacia la salida.


Después de un rato que se me hace eterno, donde sólo veo caras desconocidas, aparece Ana. La pobre no ha podido llegar a tiempo para verme entrar en meta por culpa de la enorme cantidad de gente que se dirigía en Metro al Retiro. Para mí, la emoción de encontrarnos y el abrazo sentido lo compensa todo.


Poco a poco nos vamos encontrando con gente conocida: Gabriela, Carlos, Javier -que lo ha pasado fatal a causa de su gastroenteritis-... Nos sentamos en el césped para intentar recuperar un poco. Y en estas, al cabo de un buen rato, veo aparecer a mi amigo Pedro, todo un valiente, con cara desencajada por el esfuerzo. Salgo corriendo -es un decir- para encontrarme con él (no me había visto, claro) y nos fundimos en un abrazo. Está bastante cansado, como todos, y le noto algo desorientado. Decidimos acompañarle a buscar a Vicky, su esposa y futura mamá. Otro momento alegre y emocionante para redondear la mañana.

Pues ya está, ya he terminado mi primer maratón. Me siento orgulloso y feliz. Ha merecido la pena. Me llevo un montón de buenos recuerdos y sensaciones. No sé si haré más maratones, pero ya puedo decir con orgullo que SOY MARATONIANO.

Para la historia, al menos para mí, quedan los datos técnicos de mi primer maratón.

(Lo que me ha costado parir esta zancada;¡¡¡ más de 3 meses!!!)

Vuelvo a correr

Pues sí, han pasado más de 3 semanas desde que me lesioné, y ayer volví a calzarme las zapatillas de correr. No lo hacía desde el maratón.

Aunque la tarde se presentó lluviosa y desapacible, no podía dejar pasar un día más sin volver a la actividad. Debería haber empezado a trotar el jueves pasado, pero por unas cosas u otras no lo hice.

Estiré tranquilamente y me puse a dar vueltas a la pista. Al principio fue muy raro, y por supuesto, corría con miedo, como si tuviera la pierna encogida. Es la misma sensación que tuve cuando volví a caminar (ahora cuando camino ya no me acuerdo de que estuve varios días sin casi poder hacerlo), así que supongo que dentro de pocos días correré de manera normal y la lesión será agua pasada.

Después de casi 20' dando vueltas, volví a estirar, duchita y para casa.

¡Cuánto lo echaba de menos!

Ahora, poco a poco, y a ver si soy capaz de correr el día 20 en Pozuelo.