lunes, 21 de octubre de 2013

Saber estar, porque hay carreras y carreras

Hoy he corrido la Family Day Race aquí en Villanueva del Pardillo. La idea, estupenda: carrera individual de 5km o de 4+1 km, siendo los 4 primeros individuales y corridos por un adulto, y el último kilómetro en compañía de un hijo o hija menor. En mi caso me hacía ilusión inscribir a mis dos hijos mayores, Andrea y Jorge, puesto que María, que hoy cumple una semana, obviamente es demasiado pequeña. 

Recalco que la idea era buena, pues mientras los mayores corríamos los pequeños iban a estar en un recinto cerrado disfrutando de juegos, pintacaras, talleres, etc, y llegado el momento los recogeríamos para hacer ese último kilómetro juntos. 

La realidad ha sido que la organización ha fallado. Y estas cosas pasan, y más cuando es la primera vez que se organiza una carrera de este tipo, más en un día en plenas fiestas, habiendo llovido ayer, con otros eventos casi a la misma hora y con notable descoordinación entre organizadores y policía local. 

El caso es que hemos estado cerca de una hora esperando a que nos dieran la salida. Fastidia, sí, pero hay que saber distinguir y esta carrera más que una carrera era una excusa para disfrutar de una mañana en familia, ni más ni menos. Por eso no entiendo la reacción de algún corredor quejándose airadamente a la organización por lo mal que lo habían hecho. Que sí, lo han hecho mal, pero todos deberíamos ser un poco más comprensivos y más en eventos de este tipo donde correr tiene un papel secundario. Yo quiero pensar que nada es tan grave como para no ser un poco más comprensivo y tolerante (y eso que a mí me ha supuesto ir a la carrera, nunca mejor dicho, a una comida que tenía justo después). Lástima que, tal y como se quejaba la persona en cuestión, no se hubiera ido a correr la carrera del CSIC, sin duda mucho mejor organizada, pero más vacía de contenido, qué queréis que os diga.

También me ha llamado la atención un padre que en lugar de correr con su hija le recriminaba a ésta que no fuera con su madre en lugar de lastrarle a él (al menos así lo he interpretado yo según le oía hablar). Para mí, otro ejemplo de no haberse enterado de qué iba todo esto. 

Por cierto, tengo que decir que para mí la carrera ha ido bien, y la he podido disfrutar con mis niños, si bien el último kilómetro cargando casi todo el rato con 13 kilos de peque no han sido lo que se dice una gozada... El año que viene seguro que corremos mejor y todo estará más organizado. Y el que no lo quiera entender, mejor que no venga. Ganaremos todos.

miércoles, 9 de enero de 2013

Maratón de Valencia (I)


Aquí estoy, tal y como adelantaba en la zancada anterior, dispuesto a contar mi experiencia en mi segundo maratón, y anticipo que la siguiente -zancada, no maratón- estará dedicada a lo que esta carrera me ha dejado en forma de lesión. 

Bueno, vamos allá. 

18 de noviembre. Maratón Divina Pastora de Valencia.

Como ya conté, el objetivo de este maratón era acompañar a mi amigo César en su debut en la distancia. Mi dilatada experiencia en maratones así lo indicaba... :-) (menudo maestro de ceremonias)

Llegamos por separado. Yo opté por pasar 2 noches en Valencia, llegando el viernes por la noche, y así evitar el cansancio del viaje justo el día antes, además de los nervios e imprevistos que pudieran surgir a última hora. Creo que acertamos. Me acompañaban en esta ocasión el 66% de la familia, Andrea y Ana; a Jorge le dejamos por una cuestión logísitica (creo que también fue un acierto). 

El alojamiento fue en el Holiday Inn Valencia, muy cercano a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, punto neurálgico central del maratón. Estuvimos a gusto y cumplió las expectativas, que no es poco. El único pero, el tamaño del restaurante... 

Tras descansar razonablemente bien y desayunar, nos dirigimos a la Feria del Corredor a retirar dorsal y camiseta. Bastante ambiente, pero nada agobiante. Buena organización y apenas tuve que esperar en la recogida. 
La pasarela de llegada con el arco de meta al fondo
Después de dar un paseo por la zona, el paella party nos ayudó a resolver el dilema de dónde comer. Paella, pan, bebida y fruta incluida en la bolsa del corredor, y por 5 euros más comimos los 3. 

Paella party
Volvimos al hotel previo paso por el parque Gulliver, una delicia para los niños (y también para los padres, por qué no) ...
Una buena siesta reparadora y vuelta a la Ciudad de las Artes, donde para entonces ya se encontraban César y su familia. Pasamos un rato por la zona mientras anochecía, y nos volvimos cada cual a su alojamiento para cenar e intentar descansar lo más posible.

Cenamos junto al hotel, en una pizzería que en pocos minutos pasó de casi vacía a tener una cola de espera considerable. Lluvia de vuelta al hotel, preparar todo para el día siguiente, y a intentar dormir lo más posible...

Lluvia durante la noche. No puedo decir que descansara mal, pero estaba claro que como un tronco no iba a descansar. Me levanté antes que mis chicas para poder desayunar con tiempo. Habían habilitado otra sala que alivió el previsible apelotonamiento de maratonianos ávidos de recargar las reservas para lo que nos esperaba sólo un par de horas más tarde.

Todo listo. Habíamos quedado con César y su familia en la zona de salida unos 40 minutos antes de la misma, pero tal y como estaba previsto, ni unos ni otros llegamos tan pronto. Una vueltecilla para soltar, paso por el aseo para ir lo más descargados posible, y a la zona de salida.
Contentos antes de los 42km...
Ahora que viene lo duro, ¡¡cambio de zancada!! ;-)