martes, 9 de octubre de 2007

De nuevo en mi pueblo

XVI Carrera popular de Villanueva del Pardillo. 6 de octubre.

Cómo se pasa el tiempo. Ya estamos de nuevo en la carrera de Villanueva del Pardillo. El año pasado me propuse llegar mejor preparado a la siguiente edición, pero creo que va a ser que no. El parón de agosto - septiembre se nota, y a pesar de que ya estamos cogiendo algo de ritmo con el entrenamiento, apenas he salido a rodar, y eso se nota.

Hará cosa de diez días probé a hacer el recorrido del año pasado. Tardé casi cuatro minutos más que hace un año, y me desanimé un poco. Pero bueno, las carreras son distintas, corres con más gente, y el cuerpo responde de manera distinta.

Además este año parece que vamos a ver mucha más gente conocida: María Jesús y Julen (ya recuperado), Juanjo y Cristina, Antonio, Pedro... cómo cambian las cosas cuando vas a las carreras y ves rostros familiares.

Hace un día espléndido. Cielo despejado, temperatura agradable. Llovió hace un par de días y no sabemos cómo estará la parte del recorrido que transcurre por campo.

Después de recoger el dorsal y dar un par de voltios de calentamiento, nos colocamos en el arco de salida. No somos demasiados (ciento y pico como mucho) y el ambiente es bueno. Este año el principio del recorrido es un pelín distinto, pero enseguida cogemos el mismo camino que el del año anterior; esta vez las pistas sí son conocidas.

Voy a buen ritmo, sin forzar demasiado. Llegamos al camino del Canal de Isabel II, que está en obras. Hay que pasar por zonas con barro, y se hace un poco arriesgado, pero lo sorteamos bien. El grupo ya está estirado y no nos apelotonamos. Las sensaciones, no obstante, no son las mejores. Venga, hay que coger ritmo.

Adelanto a algunos corredores, y cruzamos la carretera de las cuestas. Ahora tocan los toboganes. No me cebo, porque me empiezo a notar justito. Bajamos hasta el río, sabiendo que ahora llega la mejor parte: casi 2 km de terreno llano. En esa zona se empareja conmigo un corredor, y nos vamos manteniendo. Cazamos a un par de corredores, entre ellos uno del club (no sé su nombre) que suele entrenar con Juanjo. Me sorprende adelantarle.

Cada vez me voy notando con menos fuerzas, y antes de acabar el llano ya me descuelgo de mi compañero. Hoy echo en falta a Miguel Ángel, que me vaya marcando un ritmo cómodo. Toca apechugar, que viene la cuesta. Ya quedan poco más de 2 km para meta, pero yo voy regular.

No me cebo en la cuesta, que sé que me pasará factura. Cuando la termino y cojo la parte de asfalto sigo notándome flojo, sin fuerza, y algunos de los que adelanté en kilómetros anteriores me superan. Se me está haciendo largo. Aguanto sin forzar, porque no estoy para excesos.

Llegamos a la Avenida de Juan Carlos I. Ya queda menos de un kilómetro, y empiezo a aparetar. Última bajada, sigo apretando, y en la última recta al menos consigo superar a un corredor. Algo es algo, pero llego muerto. 29'49" me marca el cronómetro. Según Juanjo, que ha quedado tercero en la carrera, la distancia son 7,120 km. Bueno, al menos he mejorado el tiempo del año pasado. Ana llega unos minutos después, bastante bien.

Ahora toca proponerse hacerlo mejor el año que viene...

Al día siguiente salgo a rodar durante 1 hora, incluyendo el circuito de la carrera. Al final algo más de 11 km. Corro por sensaciones, sin mirar el reloj... Mucho mejor. Es algo que tengo que aprender. Poco a poco.

lunes, 1 de octubre de 2007

19' 02"

Carrera del BBVA. 30 de septiembre. Madrid.

Vamos, que ya me estoy empezando a retrasar, y se me acumulan las zancadas...

Está empezando la temporada, así que Miguel Ángel nos propone que corramos la carrera del BBVA; son sólo 5 km por calles céntricas de Madrid, y aparentemente el recorrido no es nada exigente. Vamos, que para ir cogiendo un poco de tono, está bien.

Es una carrera de autobombo. Este gigante bancario celebra su 150 aniversario, y organiza una carrera gratuita en varias ciudades. Tienen todo bastante bien organizado: inscripción por internet, recogida de lo que llaman kit de bienvenida, que incluye el dorsal, el chip (raro en una carrera gratuita, pero claro, hay mucha pasta detrás; lo que pierdan ya lo recuperarán de alguna forma), una camiseta, una muñequera, y un pin. Publicidad pura y dura. Llámalo propaganda.

Ana y yo hemos recogido a María Jesús; Julen, su marido, se ha tenido que quedar en casa acatarrado. Lástima. Aparcamos frente al intercambiador de Moncloa, después de hacer doscientas maniobras, y nos dirigimos al metro. Es pronto, quizá demasiado para ser domingo y pretender que la carrera sea una fiesta de participación. Mucha gente en el metro sube con su camiseta azul; nos han prometido que si llegamos con ella puesta a la meta, nos darán un obsequio. A ver qué es...

Buenos, pues allá que vamos. Llegamos a Nuevos Ministerios, y cada vez se ven más camisetas azules. Ahora a ver cómo encontramos a la gente entre tanta uniformidad. Ha habido suerte: Miguel Ángel nos encuentra a nosotros primero. Trae a su hijo Sergio, su arma secreta frente a su cuñado Pedro; se avecina un gran pique, y mucho trabajo para Pedro :o)

Poco a poco vamos encontrando más gente: Pedro, con sus compis de trabajo, Juanjo -al que no veía desde hacía mucho tiempo-, María,... total, que ya son casi las nueve. Se sale de dos vías paralelas. Estamos bastante cerca del arco de salida, y Miguel Ángel me propone hacer los 5km en 21' o menos. Yo acepto sin pensarlo demasiado; ir por encima de 4' el km me parece factible a estas alturas para una distancia tan corta. Eso sí, al principio habrá eslalom.

Y salimos. Sorteamos corredores durante los primeros 150-200 metros. El grupo se estira y es más fácil correr sin tener que esquivar a la gente. Nos ponemos a la par de Pedro, que tras mirar su juguetito medidor decide que estamos locos yendo a 3'40" (a mí me parece increíble), y dice que se queda a esperar a sus verdaderos rivales (Ángel, Sergio...)

Miguel Ángel y yo seguimos, a buen ritmo. No he visto cartel del primer kilómetro, y encima como me he olvidado la banda pectoral del pulsómetro, no puedo ver el tiempo que vamos marcando, así que me guío por lo que me va contando mi compañero de carrera. En el kilómetro dos, que sí tiene cartel, pasamos por debajo de los 8'. Casi no me lo creo.

Mis sensaciones son buenas, pero no sé si aguantaré todo el rato así. Van pasando los metros y llegamos a zonas ya conocidas: glorieta de Bilbao, glorieta de San Bernardo... entramos en Alberto Aguilera, y sin darnos cuenta nos ponemos a la par de Adrián, que dice que va fatal. En el kilómetro cuatro me quedo un poco encerrado y cuando me pongo otra vez a la par de Miguel Ángel, Adrián ha desaparecido pero no hacia atrás, sino hacia delante. Menos mal que iba mal...

Empieza la bajada por Marqués de Urquijo. Voy dando zancadas largas y me siento cómodo, sabiendo que ya no queda mucho. A Miguel Ángel le cuesta seguirme en la bajada, pero yo le espero. Pasamos el cartel del kilómetro 5. Menos mal que sabíamos que aún quedaban algunos metros. A partir de la fuente del paseo Camoens empiezo a esprintar con fuerza y más al ver que el reloj de meta aún está ¡¡en el minuto 18!!

Adelanto a dos o tres corredores, y cruzo la meta en 19'02". Tiempazo, aunque cuesta abajo ya podré. Miguel Ángel entra un segundo después. Estamos flipando del ritmo que hemos llevado.

Una triste medallita conmemorativa es todo el regalo que tienen para nuestra publicidad gratuita. La gente va llegando a meta, bastante bien todos. Empapados de sudor nos vamos al coche. Ya no hay más tela que cortar.

Una buena experiencia en 5 km. Ahora, a por la del Pardillo ...