Después de unos días de agujetas, toca recordar la que para mí ha sido hasta ahora la carrera de montaña de mayor duración.
Hace unos días Nacho me propuso que fuera con él a correr esta carrera en Bustarviejo. No estaba yo muy convencido, sobre todo viendo el perfil, pero al final me animé.

La primera sorpresa, en la pista del club, donde habíamos quedado para ir juntos. Allí esperaba Pedro, al que al final había convencido también Nacho, para aprovechar el dorsal de un amigo que al final no podía venir.
Así que con este cambio de personalidad nos marchamos rumbo a Bustarviejo. Tras alguna indecisión en la ruta, llegamos a nuestro objetivo. Muchas nubes e incertidumbre respecto a qué indumentaria llevar durante la carrera.
Pedro (a efectos de la organización, Tomás) se encontró con varios conocidos, y nos preparamos para la salida desde la plaza del ayuntamiento. No demasiados corredores, ambiente familiar, control de dorsales, últimas instrucciones, y a por ello: 20 km por delante; tiempo estimado: unas 3 horas.
Comenzamos tranquilamente el ascenso hacia el primer avituallamiento, que alcanzamos al cabo de minutos. Vasitos con agua o acuarios diluido, y a seguir subiendo. Son caminos estrechos y entre matorral, nada que ver con pistas forestales.


Seguimos la subida hasta alcanzar el tercer avituallamiento, donde oímos que los primeros ya han llegado (en 1h 37') Pero esta gente ¿está loca o qué? Ni que decir que las vistas a lo largo del recorrido son espectaculares.
Una nueva bajada, esta vez más suave, y tras recibir las únicas gotas de lluvia en todo el recorrido, comenzamos un nuevo ascenso, el último, hasta el pico Mondalindo, que da nombre al club de montaña organizador de la carrera (en memoria de uno de sus miembros, gran corredor de carreras de montaña, fallecido hace un par de años en accidente de tráfico)

Finalmente termina lo más duro del descenso y llego a una zona de caminos de tierra anchos, que da gusto recorrer. Últimos metros, y llegada de nuevo al punto de partida, donde nos espera el maná en forma de acuarius, sándwiches, cacahuetes, gajos de naranja, galletas de chocolate, y lo que me quisieran poner por delante, porque todo entra. Mi tiempo final 2h52'04", aunque es lo de menos porque lo importante no es el tiempo sino disfrutar de la carrera. Y a fe que lo hice.

A los pocos minutos aparecieron nuestro compañero portugués, Pedro-Tomás, y por último nuestro encantador de serpientes, Nacho, con la dignidad que le caracteriza en estas carreras. Conclusión: ha merecido y mucho la pena correr esta carrera, y seguro que algún año volveremos por aquí.
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