miércoles, 25 de abril de 2007

Desde la barrera

Media maratón de Calatayud. 21 de abril

Iba a ser mi primera maratón. La mía, y también la de Ana. Por su parte, lo fue; por la mía, ya es otro cantar. La inoportuna lesión en el gemelo, no curada a tiempo, tuvo la culpa.

Así que no quedó más remedio que ir de acompañante. Es la historia de mi vida...

En fin, llegamos a Calatayud a primera hora de la tarde. Aunque no iba a correr, no perdí ocasión de recoger el dorsal, el chip, y la bolsa del corredor, cargada con productos de la tierra: vinito rosado y mermelada ecológica. No sé de qué plan de entrenamiento han sacado este menú, pero me gusta.


Haciendo tiempo hasta que llegara Quique, nuestro contacto en Calatayud, nos dimos un paseito por las calles. Después, cuando llegó Quique, tomamos café, nos fuimos al polideportivo para que Ana se cambiase, y de vuelta al circuito, donde ya empezaba a respirarse el ambiente de carrera.

Calentamiento -ella, por supuesto- y a las 6, salida. Menos de 200 corredores. La verdad es que esperaba más participación pero, qué quieres que te diga, mucho mejor así.

Y a partir de ese momento comenzó mi labor de reportero. Afortunadamente para mí el recorrido tenía muchos giros, cercanos entre sí, lo que permitía desplazarme rápidamente de una zona a otra, y llegar antes de que pasase Ana. Fue una experiencia bonita, si no fuera porque me moría de envidia, sabiendo además que había perdido una buena ocasión para estrenarme en la media.

Ana se buscó una compañera de ruta, y allá que fueron las dos juntas más de la mitad del recorrido. Los primeros, auténticas bestias; o al menos para mí. Menos de 70 minutos en cubrir la distancia. A Ana le llevó sólo un poquito más, y al final llegó a la meta antes de que se cumplieran las 2 horas.

Es duro ver los toros desde la barrera, la verdad. El año que viene espero estar en el ruedo, rodando...

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