lunes, 11 de junio de 2007

Corriendo en buena compañía

Bueno, pues parece que la luz al final del túnel apareció por fin, y la lesión en el gemelo va quedando atrás.
Poco a poco me he ido incorporando con el resto del grupo a los entrenamientos en el club. Al principio con algo de miedo, sobre todo al saltar, procurando no forzar en exceso, y luego ya con más confianza.

Parece que la pierna responde bastante bien. Podría decir que las malas sensaciones y pequeños amagos que me han acompañado al comienzo de mi andadura en el club prácticamente han desaparecido. Espero que este jueves, con la visita al fisioterapeuta, el tema quede zanjado.

Hace algunos días, durante un entrenamiento, Chema -el presi- propuso que nos juntáramos para salir a rodar algunos domingos por la mañana. Aparte de los claros beneficios que nos reporta el rodaje, parece una buena forma de dar a conocer el club a personas que aprovechan las mañanas del domingo para salir un rato a correr, como le sucedió precisamente a José Luis, que conoció el club mientras corría por el Monte del Pilar y se encontró con Chema.

Así que unos días después, al acabar otro entrenamiento, la idea se concretó en forma de cita para el domingo siguiente, a las diez de la mañana. Buena hora.

Yo sólo llevaba un par de entrenamientos con el resto del grupo, pero puesto que pienso correr el próximo domingo la carrera de San Antonio de La Florida (10km) me apunté. Tengo que reconocer que me pudieron las ganas, porque mentalmente no las tenía todas conmigo. Pero es que me cuesta tanto decir que no...

Así que como no sabía muy bien llegar al punto de encuentro, quedé unos minutos antes con José Luis frente a su casa. Comenzamos a trotar tranquilamente hasta que llegamos a la verja de entrada al Monte del Pilar, donde nos encontramos con Paco. No sé cuántos años tiene, pero es de esas personas que al verlas no puedes evitar preguntarte si cuando llegues a su edad tendrás la mitad de energía y capacidad para seguir corriendo que tiene él. Al poco llegaron Isabel y Alberto, y ya sólo nos faltaba Pedro para completar el grupo. No se esperaba a nadie más.

Y nos pusimos en marcha. A ritmo tranquilo, disfrutando del maravilloso día y, sobre todo, del maravilloso entorno. Era la primera vez que corría por allí, y creo que la primera vez que salía a rodar con tanta gente. Se nota mucha diferencia a hacerlo solo. Diferencia a mejor. Para hacerse una idea, íbamos hablando mientras corríamos. De esta forma, vas cubriendo metros sin apenas darte cuenta, y qué quieres que te diga, se disfruta mucho más.

Cuando llegó la primera cuesta un poco pronunciada, me junté con Isabel, nos quedamos un poco retrasados, y fuimos hablando. Me contó sus andanzas como atleta, y su última aventura en los 101 km en Ronda. Alucinante. Quizá algún año pruebe...

Tanta subida y bajada, y encima hablando, creo que pudieron con ella, y decidió darse la vuelta un poco antes. Yo me uní al resto del grupo, y ya marchamos juntos hasta volver al punto de partida.

En total, algo más de 50', que aguanté no demasiado mal para la falta de costumbre, aunque me salieron dos ampollas -una en cada pie, y curiosamente en el mismo sitio-.

Una experiencia más que recomendable, y que espero repetir en breve...

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