viernes, 15 de junio de 2007

Fisioterapia y series

Ayer tuve mi primera sesión con fisioterapeuta desde que empecé a correr. En el club me recomendaron ir para completar la recuperación de mi lesión muscular en el gemelo. Y yo, que soy obediente, allá que fui.

Me tocó con Carlos, un tipo simpático y con unas manos... madre mía, me dejó roto, roto. Que si ultrasonido, que si masaje, que si electroestimulación... Todo nuevo para mí, y sensaciones parecidas a cuando estaba lesionado, con el gemelo más tieso que un muerto.

Tan dolorido estaba, que no me quedó más remedio que preguntarle si podía entrenar a continuación, como tenía previsto. "Sí, por supuesto, sin problema. Precisamente ahora lo tienes caliente..." ¿Caliente? No sé si esa es la palabra que elegiría para describir el estado de mi gemelo. En fin, si él lo dice.

Y cuando salía, pedazo chaparrón que cayó. No estaba seguro de que fuéramos a entrenar, al menos en la pista. Y pensar en meternos todos en el gimnasio, tan chiquito... Nada, nada, hay que ir, y a ver qué me cuentan.

Paró de llover, y salimos a dar vueltas por la pista, que no sé si sería mejor llamarla piscina. Un poco de técnica de carrera, y otra vez a dividirse. Esta vez era Fernando el que necesitaba ayuda -es un decir- en series de 600 metros, mientras que Antonio iba a dedicarse a hacer series de 200. Con mi gemelo dejándose notar, opté por probar velocidad.

Es duro. Un esfuerzo mantenido durante 200 metros, que no parece demasiado, se me hizo duro. Pero ahí estuve, bajo de forma, pero aguantando. Lo mejor de todo fue cuando Antonio me hizo notar que le estaba ayudando. Yo, que no sé medir ni ritmo ni na' de na', me puse la mar de contento sintiéndome útil.

No sé hacia donde tiraré. Siempre me ha gustado más el fondo, y creo que la velocidad ya me viene un poco tarde, aunque no está mal hacer unas cuantas series de éstas de vez en cuando. Pero es duro, muy duro...

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