miércoles, 19 de mayo de 2010

Justo ahora...

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra. Supongo que no se dice por decir, y que una y otra vez nos encontramos con situaciones parecidas.

En mi caso, y en lo que tiene que ver con este blog, vuelvo a pasar por una lesión en el gemelo, después de algo más de tres años desde la anterior, que coincidió con mi feliz entrada en el club de atletismo de Majadahonda.

Como no podía ser de otra forma, la lesión no me la he hecho corriendo; de hecho, desde el maratón, por uno u otro motivo no había corrido más que para llegar a coger el bus o el metro, y todos mis esfuerzos se habían centrado en el pádel. Empiezo a recordar que hace tres años también fue un partido de pádel el que me acabó de romper el gemelo.

Otra vez es el gemelo de la pierna izquierda, que la semana pasada me estaba dando algún aviso en forma de tirantez, aunque no hice demasiado caso (tonto de mí). Eso, unido a jugar bastantes partidos de pádel en el plazo de una semana, y a no estirar apenas después de terminar, han hecho que me encuentre donde estoy, en el dique seco.

Nunca había sentido la famosa pedrada hasta el sábado pasado, cuando en la clase de pádel tuve que girarme para ver qué me había golpeado en el gemelo; evidentemente, no había ni piedra, ni pelota, ni nada de nada. La causa estaba dentro.

Fui al Pta de Hierro, a urgencias; digo fui, pero la verdad es que me llevó Ana. Allí la traumatóloga me exploró y rápidamente concluyó que era una rotura fibrilar. Vendaje compresivo al canto, hielo, ibuprofeno y paciencia, como ya suponía.

Aprovechando mi licencia con la federación madrileña de atletismo, el pasado lunes acudí a una clínica traumatológica de la Mutualidad General Deportiva, con la esperanza de que me dieran un diagnóstico algo más preciso que me ayudara a decidir si era o no conveniente seguir las recomendaciones de Valle, la fisio que va al club, de que las roturas hay que tratarlas con fisioterapia desde el principio. Pero fui a dar, oh mala suerte, con una clínica sin ecógrafo, y con un médico bastante malo, que se limitó a confirmar lo que ya me habían dicho el śabado. Tres euros de parte de accidente deportivo tirados (eso sin contar que la tarde del lunes la tiramos del todo Ana, la nena y yo).

En fin, que como no estoy yo muy seguro de nada, mañana voy a hacerme una ecografía muscular en Villanueva de la Cañada, para confirmar la gravedad de la lesión, y a partir de ahí veré qué hago, que nada tiene que ver con los planes que tenía para estas semanas (jugar partidos de cierto nivel en la despedida de la liga de pádel, correr alguna carrera este próximo fin de semana, y atreverme por fin con la duatlón de Valmojado el 5 de junio; todo a la porra).

Sólo me queda paciencia y poco más, porque ésta me la curo bien cueste lo que cueste.

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