jueves, 4 de septiembre de 2008

Corriendo por la cara (dos fantasmas por Madrid)

31 de agosto. The Human Race 10km. Madrid

No, ni en broma pensaba yo correr esta carrera. ¿20€ por una carrera organizada por Nike al estilo San Silvestre pero en pleno mes de agosto?... uf, como que no.

Pero en éstas que me llegó Nacho unos días antes con la proposición de correr por el morro, porque un amigo suyo le había conseguido invitaciones... "Bueno, en ese caso, mira, igual me animo". Y me animé.

Primera edición y una previsión de mucha, demasiada gente para esta época del año. Más de 12000 corredores corriendo a eso de las 8 de la tarde por las calles de Madrid.

Esto de correr con invitación supone muchos cambios respecto a la rutina habitual. Para empezar, disponíamos de plaza de aparcamiento en la Casa de Campo, donde estaba la meta (el recorrido no era circular, partiendo del parque de El Retiro); todo un lujo llegar, aparcar y andando hasta el metro para que nos llevase hasta la salida. Ni que decir tiene que el metro estaba invadido de camisetas rojas.

Nacho se había encargado de recoger las bolsas con camiseta, chip, billetes de metro, etc. No acreditamos marca, así que nos tocó salir del último cajón (por encima de 60' o primera participación). Antes de darse la salida ya habíamos hecho cola para coger una botella de Powerade.

Como habíamos decidido tomarlo con calma no nos importó tardar 4' en pasar por debajo de la salida, momento en el cual pusimos el cronómetro a 0 y empezamos a contar.

Ritmo suave, charlando y disfrutando de las calles, del ambiente, de la gente animando. Muy tranquilos. Retiro, paseo del Prado, Cibeles, Puerta del Sol, Plaza Mayor y luego bajada junto a la Almudena hasta la Casa de Campo. Un lujo y un gustazo correr por todos estos lugares. Allí, junto al Palacio de Cristal terminaba la carrera. En el último kilómetro nos empleamos un poco más haciendo un poco de eslalom. Lo cierto es que el tiempo era lo de menos. Nos encontramos con algunos conocidos, nos lavamos usando unas toallitas que repartían en la multitudinaria llegada, y nos dirigimos con nuestro pase Vip (sí, pase Vip) al Telefónica Arena.

¿Qué tenía de especial la zona Vip? Pues tampoco creas que fue para tanto. Eso sí, bebida y comida gratis, y la posibilidad de estar cerca de figuras y personalidades del atletismo español (Odriozola, Chema Martínez, Jesús España, Antonio Reina, Sergio Gallardo...) Y una vista del concierto de Nena Daconte y La Quinta Estación poco habitual, desde detrás del escenario (mi amigo Ángel, de La Quinta Estación, estuvo un rato con nosotros antes de salir al escenario).

Como experiencia estuvo bien, pero creo que ni aunque vaya invitado repito. Aunque nunca se sabe... En cualquier caso, gracias, Nacho.

Enlace a lo que fue mi carrera según mi Garmin. (Lo de fantasmas es por lo borroso de las fotos)


martes, 2 de septiembre de 2008

Pues todo según se mire...

27 de julio. XXVI Trofeo San Lorenzo. Madrid.

Calentito como todos los años se presentaba el Trofeo San Lorenzo. A pesar de que se corre pronto, las fechas en las que estamos siempre prometen hacernos pasar calor, y lo que prometen lo cumplen.

Ana, con bichiya incorporada nos llevó a Pedro, Javier, Miguel Ángel y un servidor hasta la zona próxima a la salida. Mientras ella aparcaba nosotros fuimos a por el chip. Tengo que decir que el ir ya con dorsal desde casa es una ventaja a la hora de recoger el chip, ya que la fila es apenas inexistente, mientras que la gente que se sacó el dorsal por internet tuvo que esperar bastante más, lo mismo que yo el año pasado.

Tan bien se nos dio que nos sobró tiempo para calentar. Yo en mi caso estuve comprobando que mi flamante garmin estaba a punto para su primera carrera; algún momento de pérdida de recepción de satélites, pero en general todo listo.

Para salir nos colocamos ni muy delante ni muy detrás. Pedro me señaló a una corredora que conocía de vista de otras carreras, a la que tenía pensado seguir para llevar su mismo ritmo. Yo, que no sabía cómo me responderían las piernas después de los incautos 12 km del día anterior, decidí comenzar la carrera con ellos, previendo además la primera subida hacia la Puerta de Toledo. Buen ritmo, muy tranquilos, y foto de Ana por los pelos...


Ante lo incierto de mi estado físico decidí seguir una táctica más bien conservadora, y aunque a partir del km 2 ya me despegué durante la bajada de mis compañeros de salida, tampoco quise apretar demasiado, porque poco a poco se aproximaba la temible Cuesta de San Vicente, donde todos buscábamos como locos la sombra de los árboles. Ahí seguramente marqué mis ritmos más bajos, superando los 6'/km en algunos tramos.

A partir de ahí más o menos lo de otros años: turistas esperando entrar en el Palacio Real, cruce con la cabeza de carrera después de pasar el Viaducto, más o menos gente animando... y de repente veo a la amiga de Pedro que me adelanta. Miro hacia atrás buscándole, pero nada. La chica lleva buen ritmo, sí. Llega el avituallamiento de la calle Toledo, y la sigo viendo delante. Vuelta por el mismo camino (Viaducto, Bailén) para doblar por la calle Mayor, que pica hacia arriba rumbo a la Puerta del Sol.

El recorrido previsto continuaba por la calle de Alcalá, pero parece que al final lo han acortado un poco y tiramos por la Carrera de San Jerónimo, donde está el segundo avituallamiento que aprovecho sobre todo para refrescarme. A partir de ahí ya es bajada, y empiezo a apretar, que las bajadas son lo mío :-) Supero a la famosa chica de ritmo constante, y aumento el mío junto con la zancada.

Se nota que este año sólo había que ir de Neptuno a Atocha, y que había reservado fuerzas. Me sentía bien así que fui aumentando el ritmo, adelantando gente incluso en la puñetera cuesta del final. Llegué bastante bien, en 46'28". Mejor tiempo que el año pasado, aunque creo que no es real, porque está claro que la distancia este año fue menor (el GPS me marcó 10240 m). Curiosamente, con mejor tiempo, este año entré 9 puestos por detrás en la general. Lo que no he mejorado es mi primera participación, hace 2 años, donde bajé de 46'. Habrá que dejarlo para otro año. Éste al menos puedo decir que no sufrí...

(A partir de esta carrera empezaré a reflejar aquí los tiempos de paso por kilómetro, que para algo tengo juguetito nuevo...)
Aquí te dejo un enlace a lo que fue mi carrera...


Chof-chof

22 de junio. Cross Alpino del Telégrafo. Cercedilla (Madrid)

Madrugón para estar a las 7:30 en la pista, donde habíamos quedado con Nacho. La cita, el VII Cross Alpino del Telégrafo, con 17 km (8,5 subida y otros tantos de bajada) saliendo de la plaza del ayuntamiento de Cercedilla, y volviendo al mismo punto, previo paso por el alto del Telégrafo, en Navacerrada. A priori, muy buena pinta.

Con Ana, que venía de chófer, llegamos con tiempo suficiente para recoger el dorsal. En ese mismo momento nos entregaron la bolsa del corredor, que en relación a los 19 € que costaba la inscripción estaba bastante bien surtida (no sé qué tiene Cercedilla, que las bolsas del corredor siempre están bien). De fondo oíamos las instrucciones que se estaba dando a los corredores (no sabemos si del maratón alpino o del cross). El caso es que después de volver al coche a dejar las cosas y cambiarnos, nos dirigimos de nuevo a la zona de salida, donde calentamos un poco, estiramos, pasamos el control de dorsales, y nos dispusimos a tomar la salida. Allí nos encontramos con Carlos, del grupo de aventura, que ya había corrido esta carrera en otras ocasiones; se fue hacia delante pero nosotros, con objetivos mucho más modestos nos mantuvimos en la parte de atrás.

Salimos con cierto retraso, y mucho ánimo en el ambiente. ¡¡A subir!! Los primeros kilómetros me daban la sensación de no estar subiendo demasiado; alguna cuestecilla, sí, pero todo bastante suave. El primer avituallamiento lo aproveché para esperar a Nacho. Después de eso empezaron a aparecer tramos con algo más de pendiente que afrontamos con dignidad, y también -tal como nos indicó Carlos antes de salir- tuvimos que atravesar varios arroyos sin mirar mucho dónde poníamos el pie, porque el remojón estaba garantizado; y en cuanto los pies se secaban, chof, otro chapuzón. Nos acordamos del Gore-Tex que no incluimos al comprar nuestras Salomon, pero estuvimos de acuerdo en que no merecía la pena el gasto para algo así, en comparación al calor que pueden sufrir los pies.

A los 55' de carrera por zona boscosa tuvimos que empezar a hacernos a un lado porque ya venían de vuelta los primeros. Mucha prisa, mucha prisa, y el camino que se empezaba a empinar. El final de subida nos reservaba todo lo que no habíamos subido hasta entonces. Pasamos por la estación de Navacerrada, unas escaleras, y lo más duro, un tramo final que obligaba a hacerlo andando; una auténtica pared. Para entonces ya había dejado a Nacho atrás. Pasé por el control de dorsales en el alto del Telégrafo en 1h15' aproximadamente. Aproveché la bajada por la pelada pista de esquí para llamar a Ana y decirle que ya iba para abajo. Justo al final de la pista, junto a la carretera, en lo alto del puerto nos esperaba el avituallamiento sólido con toda clase de alimentos que entraban que daba gusto.

A partir de ahí comencé la bajada más dura. La primera parte era muy empinada y había que ir con cuidado y frenándose bastante. Aún así, como no tenía molestias de ningún tipo, pude bajar sin problema, uniéndome a algún grupo, adelantando a unos cuantos, y viendo cada vez más cerca la llegada. Antes de eso ya me había cruzado con los corredores escoba, así que salvo algún excursionista rezagado, no había problema en encontrarse gente de frente. Y a bajar todo lo subido...

El último avituallamiento (que era el mismo que el primero) vino bien para hidratarse y afrontar la última parte. Me veía con fuerzas y pasé a un grupo, pero en la bajada siguiente un par de corredores me volvieron a superar y ya me costó seguirles, así que de ahí en adelante, solo hasta la meta, que se hizo de rogar, ya que no entramos exactamente por el mismo sitio por donde habíamos salido, sino que hubo que dar un poco de rodeo. A pocos metros de la meta estaba Carlos dando ánimos a los que llegábamos, y casi en el arco de entrada Ana, cámara en mano, inmortalizó mis últimos metros. Al final, 2h04'14" y muy satisfecho por haber corrido esta carrera. Merece la pena.

Nacho llegó unos veinte minutos más tarde, con mucha dignidad. En resumen, una carrera muy recomendable, con buena organización y en un marco ideal.



Bien... a medias

15 de junio. XXII Trofeo San Antonio de la Florida. Madrid.

Un año después volvía a correr por segunda vez esta carrera de 10 km con el objetivo de mejorar la marca y demostrar que en este año había hecho progresos.

El día comenzó en lo meteorológico algo mejor que la edición anterior; aunque el cielo estaba bastante nublado y durante el camino cayeron algunas gotas, no parecía que nos fuéramos a encontrar con el chaparrón que el año pasado nos dejó calados hasta los huesos.

Antes de salir ya nos encontramos con la primera baja inesperada, la de Javier. Sus problemas de espalda le hicieron optar por quedarse en casa; una lástima, porque me apetecía hacer la carrera con él.

De esta forma sólo quedábamos José Luis y yo, con Ana ocupándose del tema logístico. Después de recoger nuestro dorsal y chip, y antes de la salida nos encontramos con Miguel Ángel (Maciá) y mientras yo esperaba a Ana ellos se fueron a calentar. Entre unas cosas y otras, nos reagrupamos un poco tarde, y yo apenas pude trotar un poco para calentar.


Junto con José Luis intenté colocarme lo más delante posible, aunque al final poco pudimos hacer.

La salida estuvo bien; iba tranquilo y procuré no cambiar de ritmo bruscamente. El hecho de recordar el circuito del año pasado ayudaba a regular fuerzas. El paso por el kilómetro 1 fue quizá demasiado bueno (4'12"). Intenté mantener mi ritmo, dejando pasar a unos, y pasando a otros, según el caso.


En los primeros kilómetros mantuve más o menos ese ritmo (por debajo de 4'15") y afronté la primera subida a la temible cuesta desde el Puente de los Franceses hasta el Paseo Camoens. Seguí con mi mentalidad conservadora, aunque a toro pasado quizá no lo fue tanto. Al final de la cuesta esperaba Ana dando ánimos. Aún faltaba la segunda vuelta.

Durante la primera había ido fijándome más o menos en cada tramo para regular fuerzas durante la segunda, pero una cosa es la cabeza y los planteamientos, y otra distinta son las sensaciones y, sobre todo, las piernas. Y éstas últimas decían que no, que hoy no era el día para hacer derroches. Toda la segunda vuelta fue un quiero y no puedo, una sensación de "me paro aquí mismo" y un ir bajando el ritmo a cada paso.

Antes de terminar la segunda subida empezó a salir el sol, y la verdad es que ya era lo que me faltaba, más calor. La contrarrecta de meta me recordó mucho a la del año anterior, salvo por la lluvia: yo medio hundido, deseando llegar a la fuente para girar y afrontar los últimos metros. Cuando pensaba en el típico sprint del final, la cabeza sólo me daba para pensar en 50 metros más o menos.

Pero al girar en la fuente empecé a apretar con el objetivo de bajar de 44'. Fui adelantando a unos cuantos corredores -como el año pasado- y terminé en el puesto 249 con un tiempo de 43'41", lo que supone más de un minuto por debajo del tiempo marcado el año pasado y 23 puestos por delante, que teniendo en cuenta que este año el número de llegados (1222) superó en casi 300 a la cifra del año anterior, no puede considerarse como un mal resultado, aunque tengo que reconocer que esperaba hacer mejor marca.

Pero buscando motivos, que no excusas, es fácil explicar lo sucedido: barbacoa el día anterior, pocos kilómetros rodados en las últimas semanas, donación de sangre sólo 4 días antes, y ausencia de algún compañero con el que mantenerse mutuamente el ritmo durante la carrera. Todo cuenta. Todo suma (y resta).

El domingo que viene, Cross Alpino. Se vislumbra mucha dignidad...

Mi nuevo juguete

Pues este año Ana se ha superado, y por mi cumpleaños me regaló un juguetito de aunténtico lujo: un Garmin Forerunner 405. ¿Y eso qué es lo qué es? Pues ni más ni menos que un bichejo con reloj, pulsómetro y GPS. He aquí una fotillo del susodicho:

Ahí está. Parece un reloj normal y corriente, pero resulta que es de lo último que ha sacado esta marca especializada en GPS y que ahora parece que quiere entrar con fuerza en este campo de los corredores.

Dada mi nula capacidad para llevar un ritmo constante y hacerme idea de qué ritmo llevo va a ser un instrumento imprescindible en mis entrenamientos y carreras populares. Recoge un montón de datos (ritmo, frecuencia cardíaca, distancia, altitud, datos medios, etc) que puede almacenar en el propio reloj y que más tarde se pueden pasar al ordenador para un análisis más detallado. Se pueden planificar los entrenamientos, guarda los recorridos realizados para luego poder verlos en Google Earth... vamos, lo que se dice una auténtica joya.

Ya te iré contando cómo le saco partido. Además, irás viendo en mis próximas crónicas tiempos por kilómetro ya no de memoria como hasta ahora, sino fiables 100%.

El hábito no hace al monje, pero favorece un montón...