miércoles, 1 de agosto de 2007

Reunión de Atletas (y II)

Meeting de Madrid. Estadio de Vallehermoso. 21 de julio.

Y ahí estábamos, en un lugar privilegiado para seguir una prueba que a priori no pensé que me fuera a aportar tanto. Fue un descubrimiento muy afortunado.

Lo primero fue ver llegar caras conocidas, de esas que suelen verse en la tele en las grandes competiciones: nuestras saltadoras Ruth Beitia y Marta Mendía, y algunas de las mejores saltadoras extranjeras. Reconozco mi ignorancia, pero sí que me sonaba la sueca Bergqvist, una de las más grandes, aunque a tenor de su estatura nadie lo diría.

Igual que las lanzadoras de jabalina, llegar, dejar en el suelo las mochilas y comenzar su particular ritual, fue todo uno. Algunas sacaban cintas métricas para marcar al milímetro sus referencias; otras preferían un método más tradicional midiendo pasos. Las caras de concentración y, por qué no, ciertos nervios ya se empezaban a adivinar.

Comenzó el calentamiento; cada una a su manera. Me hacía gracia ver cómo se aproximaban al listón y justo al llegar delante giraban y seguían corriendo hasta completar un semicírculo; me impresionó Ruth Beitia cuando saltó a tijera el listón, que aunque más bajo de lo normal, no dejaba de estar a una altura considerable. Después de cada salto preparatorio, algunas buscaban a su entrenador para hacer ajustes de última hora. Y mientras tanto, como en un mundo aparte, Kaijsa Bergqvist. O al menos esa fue la impresión que me dio mientras estiraba, o levantaba la mano reclamando su turno en cada salto de calentamiento.

Y comenzó la competición. Algunas lo tenían desde el principio más complicado, porque entre tanta figura... pero ahí estábamos nosotros, el público, animando con nuestras palmadas y dando el último empujón en el aire.

Y hay que decir que dio resultado, o al menos eso parecía a ratos.

El listón iba subiendo, y las saltadoras iban cayendo poco a poco. Como era de esperar, quedaron para el final las mejores. Para mi sorpresa, Bergqvist cayó la primera entre las favoritas. Después Ruth Beitia. Entonces ya sólo quedaba la croata Vlasic. No le había prestado mucha atención hasta entonces, pero es que apenas la conocía, y no podía imaginar lo que nos tenía reservado.

Sabiéndose ganadora, y viendo la facilidad con la que iba superando las sucesivas alturas, decidió ir más allá. Subió el listón hasta 2'05, lo que de superarlo, suponía la mejor marca mundial del año, a sólo 4 cm del récord mundial de Kostadinova, que consiguió hace la ya la friolera de 20 años.

Aplaudimos, aplaudimos. Era un momento emocionante, ¡¡y lo superó!! Allí estábamos, emocionados con el salto de esta espigada atleta de 23 años, que miraba a su entrenador buscando aprobación, mientras le indicaba a los jueces que esperaran, porque a lo mejor aún quedaba algo más por hacer.

Entonces nos anunciaron que Blanka Vlasic iba a intentar un salto sobre 2'10, es decir, iba a por el récord del mundo. ¡¡Qué emoción!! Preparamos nuestras manos para aplaudir con más ritmo y más fuerza que nunca... ¡madre mía, como lo bata!!

No alargaré el relato mucho más. Hizo nulo en sus tres intentos, aunque estuvo a puntito, pero todos nos fuimos con una oleada de emoción en el cuerpo y una gratitud por su esfuerzo, que al menos en mi caso, difícilmente olvidaré.

Profesionales, amateurs, populares, pero todos Atletas, con A mayúscula.

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